Al Aire, con Hugo Guerrero Marthineitz

Por: Agustín Lafforgue para Informate On- Line

"Ejercí esta profesión de la única manera que conozco: despreocupándome del éxito y pensando en el trabajo. Fui el primero en la Argentina en tener su propio equipo de grabación, poseo una buena discoteca con material comprado con mi dinero, nunca recibí un disco de una grabadora ni acepté regalos por ningún concepto. Cuando intentaron hacerlo, lo hice público y esas circunstancias tuvieron un alto costo en mi vida", decía, allá por 2003, Hugo Tomás Tiburcio Adelmar Guerrero de Ávila Marthineitz en una entrevista con el diario La Nación.
“El peruano parlanchín”, como se lo denominó a este locutor limeño nacido el 11 de agosto de 1924, tras desarrollar su profesión en su país, comenzó el derrotero que tendría como estaciones a Chile y Uruguay, para llegar a la meta, que fue la Argentina. Fue sin dudas uno de los referentes de la radiofonía de nuestro país, considerado uno de los mejores, junto a “Cacho” Fontana, Héctor Larrea y Antonio Carrizo, quienes ya tuvieron su espacio en Al Aire.
Dueño de una voz grave como pocas, y administrador de los silencios de radio con una calidad destacada por sus colegas, también tuvo una sobresaliente participación en la Televisión. “La radio y la TV no tienen por qué ser ejemplo de equilibrio y sensatez en un país que ha pasado tantas vicisitudes. Lo que hay que tener en cuenta es que, pese a todo lo acontecido, el argentino es más culto de lo que los medios audiovisuales creen. Ese público pide que lo traten de manera adulta. El populismo no es una ideología, es una práctica que la usaron los reyes y príncipes cuando tenían que rodearse con sus bufones. De mi padre, que era indio y hablaba muy poco, aprendí que en esta profesión se debe establecer la comunicatividad, que tiene que ver con el respeto pero más con el afecto y la amistad”, sostenía en aquella misma entrevista realizada por Alicia Petti.
Dueño de un carácter muy fuerte, mediante el cual no se callaba lo que pensaba, cosa que le trajo muchos problemas, como por ejemplo ser censurado en reiteradas ocasiones. A pesar de sus muchos éxitos, tales como “El club de los discómanos”, “Splendid Show”, “El show del minuto” y “Reencuentro”, en el Eter, y del ciclo televisivo “A solas”, lo que le propinó reconocimientos tales como el Martín Fierro en 1986 al mejor programa de TV, o el Premio Konex de Platino Radial un año después y en 2007, el Premio Eter a la trayectoria, Guerrero Marthineitz padeció de la falta de recursos en el ocaso de su vida, por lo que vivió prácticamente en la indigencia.
Luego de superar un cáncer de vejiga en 2000, el peruano padeció mucho sus últimos años, a punto tal que, tras haber vendido innumerable cantidad de elementos adquiridos en su apogeo, en 2009 fue desalojado, por falta de pagos, de un monoambiente. El 21 de agosto de 2010, en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires, Guerrero Marthineitz, a los 86 años, dejó físicamente este mundo, aunque su voz perdurará en la eternidad.


1 Comentarios:

Anónimo dijo...

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